Hace muchos años atrás, con un portazo invisible, cerraba esa posibilidad.
Vagué por un sinfín de intereses, variadas ideas venían a mí.
Me fui de una punta hacia la otra.
Exploré los polos opuestos.
Me sentí Magallanes, Darwin…
Ellos volvieron a su lugar de origen.
Yo también.
Vuelvo a los libros, vuelvo a estudiar, matricularme, cursar.
Regreso al primer amor, a ese del cual tanto renegué, a ese tan difícil de educar; por mi pomposidad y creencia que la creatividad a veces se mata.
No, no se mata, se cambia y se amolda.
Vuelvo a estudiar (a comunicar).